Así, el equipo de Mohamed llegó a los 11 encuentros sin victorias por torneos locales. La Copa es otra cosa...
Hay un dato no menor que resalta al ver las piezas que se pusieron sobre el tablero. Independiente salió con su once ideal, con los que Mohamed tiene como titulares. Argentinos Juniors no contó con Mercier (lesionado), Basualdo y Escudero (ambos suspendidos), quienes tienen su lugar de privilegio en la cabeza de Troglio. El Bicho y el Rojo, distraídos por el sabor de la Copa, pusieron todo lo mejor con lo que contaban, pero el partido jamás entró en el transe del jaque.
A los del Turco no los dejó ver la neblina. La presión de Argentinos agobió a Independiente y éste siguió sufriendo ese karma que trae sobre la espalda post Sudamericana: la escasez de llegadas. Fredes, en su vuelta, y Defederico estuvieron superpuestos, uno encima del otro, y así no hubo lugar a la creación. Un par de pelotas paradas, algo que Mohamed trabaja bastante, fueron las únicas herramientas por las que el Rojo vio nacer alguna que otra situación de gol.
Enfrente, Troglio paró un mediocampo preparado para comerse al estilo pacman a Battión. Prósperi para la recuperación, Pablo Hernández (lo mejor del partido hasta que salió) paradito a su lado para controlar el fútbol y Bogado y Oberman para ensanchar el campo de juego. Así, el más claro, sólo por una pizca más, fue Argentinos. Salcedo tuvo en sus pies la llave para abrir el partido, pero Hilario Navarro le ahogó el grito.
Mohamed buscó alternativas y con Patricio Rodríguez complicó a la última línea del Bicho. No demasiado. Fue otro 0-0, que no hace más que meterle fuego y consumir la mecha que une a Independiente con el promedio. Apretado, con 11 partidos sin ganar y con la Copa Libertadores como una amante imposible de dejar, habrá que ver el color del panorama: hace dos meses atrás era rojo pasional y, de a poco, se va tornando negro...
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