sábado, 5 de febrero de 2011

A Lucas Villafáñez le alcanzaba con la pechera, pero el Turco tenía otros planes: titular y debut con Tigre.


La joya de Comodoro Rivadavia, la que idolatran los hinchas de Independiente al grito de “Cuqui...”, trotaba por el predio de Domínico buscando descansar el cuerpo del trajín de la altura de Quito. Mientras, la otra joya de Comodoro Rivadavia, la joyita aún sin estreno, miraba volar las pecheras en la previa del ensayo futbolístico con la ilusión de, al menos, estar entre los 11 que le harían fuerza a los que enfrentarían a Tigre. “Yo esperaba ser suplente en la práctica...”, contaría luego Lucas Villafáñez con los ojitos llenos del brillo que denota felicidad. Pero no, sus deseos no fueron órdenes. Fueron más lejos. “El técnico me dijo ‘andá para allá’, y me sorprendí”. Allá estaban los titulares, y él era uno de ellos...

El partido de mañana será su debut en Independiente. “El Turco da libertad y exige, y está bueno para jugar. Siempre me dice que esté tranquilo, que haga lo mío”, explica. Ubicado por el sector derecho del trío del enganches que propondrá Mohamed para enfrentar a Tigre, y que completan Gracián y Patricio Rodríguez, Villafáñez cuenta: “Es una sensación linda. Me gusta tener la pelota y cuando hay que sacrificarse por el equipo lo hago. Soy un jugador que me gusta moverme por el frente de ataque”.

-Cuando uno debuta, ¿espera que el equipo gane o andar bien? -Primero que gane el equipo, pero si uno puede aportar lo mejor, bienvenido. Tigre seguro que va a venir con todo, a ganar. Pero al margen de lo que hagan ellos, nosotros debemos hacer nuestro juego.

Villafáñez, de 19 años, llegó a Independiente a préstamo en agosto de 2010 proveniente de la Comisión de Actividades Infantiles (CAI) y con su currículum lleno de elogios, más un paso por el Sub 20 del Checho Batista. Pero no sería fácil su desembarco en el fútbol grande. Luego de muy poco de rodaje en la Reserva se fracturó el quinto metatarsiano del pie izquierdo, debió ser operado y así transcurrió la primera parte de su vínculo con el Rojo, hasta ayer...

“Desde que llegué soñaba con esto. Vine para jugar y me lesioné, pero ya pasó. Todo lo malo pasa. Me sirvió para crecer y estar tranquilo. Ahora es el tiempo de las buenas. Estoy ansioso porque hace mucho que no juego pero lo voy a disfrutar al máximo”, cuenta quien debutó a los 16 años en la CAI de Comodoro (había empezado en el futsal del club). “El equipo no venía bien, jugamos la Promoción dos veces y ahí es difícil porque si descendés te vas al Argentino A, y se complica todo. Hay que ganar o ganar. Allá fueron dos años en los que crecí muchísimo”, relata este enganche que se fue del Azzurro con 12 goles en 58 partidos.

Y también se anima a soñar... Porque si con Tigre le va bien, por qué no pensar en ganarse un hueco en la Copa: “La ilusión siempre la tenés pero hay que vivir el momento, hay que ver qué pasa el domingo (por mañana). Ese es el primer paso”, dice la joyita de Comodoro, el mismo Comodoro en el que se coincidía con la joya Silvera cuando aún no compartían plantel: “El no me conocía cuando nos cruzábamos allá pero igual me saludaba. Ahora nos llevamos bien”.

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