El sol en Domínico ayer duró poco. Tan poco como el respiro que había tenido Independiente tras la catarata de lesiones que lo azotó durante este semestre. Ya la semana había arrancado alunada, con las sucesivas bajas de Tuzzio, Pato Rodríguez y Matheu para enfrentar a Estudiantes. Y a los 20 minutos de la práctica de fútbol de ayer, la malaria se completó: Walter Busse, que no gana para disgustos, sufrió un golpe en la pierna izquierda -la de la fractura de tibia y peroné- y dejó la cancha con dificultad. Dos minutos después, Iván Pérez se frenó en seco, se tomó la zona donde se había desgarrado y... Afuera. Y 60 segundos más tarde, Lucas Mareque siguió el mismo camino: el consultorio médico. Mala pata para un Mohamed que así nunca se recuperará de la alopecía nerviosa que le genera el Rojo.
Lo de Busse parece un karma. El volante, que venía ganando minutos en las prácticas y en Reserva tras el robo, recibió un golpe de Pellerano y terminó tendido, dolorido y con todo el plantel alrededor. Hasta los que estaban entrenándose en otra cancha se acercaron, preocupados por su salud. Es más, cuando dejó el predio lo hizo sin poder pisar y con destino de radiografía. Más tarde, el doctor Luis Chiaradía confirmó: “Sufrió un traumatismo directo sobre el callo de la fractura anterior y eso le produjo una periostitis: una inflamación en la capa que recubre el hueso y que genera mucho dolor y dificultad para caminar”. Así, mañana hará reposo y tendrá tratamiento kinésico a domicilio. Se espera que recién en 15 días vuelva a trabajar con normalidad.
Pérez, volvía a hacer fútbol tras el desgarro en el isquiotibial derecho, dejó el entrenamiento rengo y con la orden para la ecografía. “Sufrió la rotura en la cicatriz del desgarro, con edema”, informó Chiaradía.
¿La buena? Mareque sólo sufrió una sobrecarga en el aductor y podrá jugar. Con Maxi Velázquez suspendido, la opción era Kruspzky, quien no practicó por una... Contractura.
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