sábado, 12 de marzo de 2011
El arco de Independiente ya no ofrece tantas garantías y Navarro, el titular, admite su bajón:
“Quizá no estoy en el nivel que tuve”. Igual, el DT lo banca.
El negativo efecto contagio que atrapó a Independiente se llevó consigo la confianza de Hilario Navarro, el otrora muro infranqueable que ahora sufre cada vez que le llega una pelota a sus proximidades. En el 1-3 ante Godoy Cruz fue el responsbale del tercer gol: primero por su saque defectuoso y segundo por una salida apresurada que le facilitó la definición a Rubén Ramírez. Y ya había fallado contra Vélez, frente a River... El correntino ya no tiene las manos salvadoras. “Quizá no estoy en el nivel que tuve. Siento que cada pelota que llega la tengo que ir a buscar adentro. Y a veces te llegan tres o cuatro veces, te convierten y te liquida. Hay que seguir trabajando y hay que ser fuerte de la cabeza”, graficó Navarro su momento difícil.
Hilario fue el arquero elegido por Antonio Mohamed apenas llegó a Independiente y el plan del DT es sostenerlo aun en este momento poco feliz. De hecho, es el futbolista que más ha jugado con el Turco, quien en 2011 sólo lo excluyó de un partido y por lesión: en el 0-3 ante Liga, en Quito, atajó Gabbarini, quien fue responsbale en dos de los tres goles.
Y Navarro también cayó en su rendimiento desde que sufrió la luxación en el dedo anular de la mano derecha, producida en el gol de Mariano Pavone, otro yerro del arquero. “¿Hilario no parece Hilario? El lunes tiene que volver a ser el que fue. Se ha equivocado y nos ha costado goles, y ojalá que recupere su nivel porque lo necesitamos”, analizó Mohamed.
Era el arquero que quería el Tata Martino para Paraguay y el que Checho Batista miraba de reojo para la Argentina. Algo bueno hizo para ser considerado de selección. Será cuestión de que recupere la confianza. O la memoria...
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