lunes, 14 de marzo de 2011

Silvera festeja hoy sus 34 años con la presión de una sequía en la red de diez fechas y con el pedido del Turco de que rompa esa racha.


Es cierto que Andrés Silvera se toma el fútbol de una manera particular. Hace cero dramatismo de las cuestiones inherentes al mundo de la pelota. Sin embargo, hoy no es un día más en la vida del Cuqui. Como tampoco su presente en la red es de lo más normal para un goleador de su talla. El delantero de Comodoro Rivadiavia cumple 34 años y lleva en la mochila una malaria de gritos de diez fechas en el Independiente del torneo local, más la presión que le imprimió Antonio Mohamed tras la derrota con Godoy Cruz por la Libertadores: “A veces no la puede meter y antes la metía siempre. Yo tengo fe que con Newell’s arranca a hacer goles”. Y, como si eso fuera poco, el Rojo se hunde en el promedio y hace 13 partidos que no conoce la victoria... ¿Pediste tus deseos ya? En una semana en la que el Turco le pidió que vuelva a ser el Cuquigol, en la que Ramón Díaz se lo quiso llevar para San Lorenzo y en la que se liquidó que en las próximas horas firmará un contrato que lo vinculará al Rojo hasta 2013; Silvera no la anda pasando tan bien en la cancha como afuera de ella. Hace 163 días que no marca un gol en el torneo local. El último se lo había hecho a Godoy Cruz, el 2 de octubre del año pasado, cuando Independiente cayó 4-1 en Mendoza. Ojo, tampoco había tenido un Apertura 2010 con todas las luces: jugó 15 partidos (13 de titular), marcó tres goles y tuvo un rendimiento de 5,23. Eso sí, la Sudamericana fue otro cantar: nueve encuentros, tres gritos (a Defensor Sporting, Tolima y La Liga) para coronarlo con un 6,17 de promedio y, obvio, el título de campeón.

Ahora, en este 2011, parece que la mano viene parecida, aunque es más titular en el Clausura que en la Libertadores por las urgencias de Independiente. Así, el mismo Silvera que viene de convertirle a Peñarol, no puede con las redes domésticas. Y su rendimiento tampoco es generoso: un promedio de 4,13 en el torneo vs. un 5 de Copa.

Eso sí, el Cuqui no anda solo en esta malaria. Por ejemplo, Hilario Navarro (otro punto altísimo en el 2010) sufre como él de este terremoto que trastoca al Rojo en donde más le duele: su promedio, y una sequía de victorias que, si se mantiene, hoy puede igualar la peor racha negativa de la historia del club.

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